jueves, 25 de agosto de 2011

CON LA MISMA PIEL...

Fue muy largo esta vez el año de la víboras,
duro como la trama que aprisiona el adiós en la sustancia inmóvil
Sus nudos me siñeron al vacío,
a la viga que corre sobre las sorpresivas salas del infierno
y que me balancea a punto de arrojarme,
a punto de ceder.
Fue cuel la temporada de las víboras
- la más cruel del bestiario -,
su latigo enredado a mis tobillos sometiendo el lugar
y su turbio veneno destilando la furia y el reclamo por mi maldita boca,
contra todo perdón
¿ Y hasta dónde tapizarán con piedras tramposas mi camino?
¿ Y hasta cuándo cancelarán la entrada de los más deslcidos paraísos?
Donde había un jardín crecieron como locas las gramillas.
No hubo vino feliz ni el sol volvió a salir junto a mi puerta.
Mi mesa está rajada; mi silla no está en pie.
En mi cama hizo nido el alacrán y las sábanas son sudarios congelados.
He perdido pedazos de mi cuerpo, trozos irrecobrables.
Mi alma fue estrujada como un mísero trapo,
molida en el abrazo constrictor de las víboras que se muerden la cola alrededor de mi destino.
Porque no habrá relevo.
No habrá más rotación de sabandijas. Ningún cambio de piel.
Y desde cada cara vendrá Job a predicar su ejemplo,
erróneo, insuficiente, lamentable,
porque nunca, jamás, ninguna recompensa desandará la perdida...

OLGA OROZCO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario