domingo, 15 de enero de 2017

Cuando el pasado se reencuentra...

CUANTAS VECES NO SE DESCUBRE QUE LO QUE EMPEZÓ DE UNA MANERA AZAROSA DEBE CEÑIRSE PARA SIEMPRE A ESA MANERA...
Javier Marías

   Han sido muchos meses que se han traducido en ya varios años, cada uno va dejando experiencias nuevas, ideas y sensaciones otras, una va convirtiéndose, reinventándose, entre otra gente...y así la realidad va siendo distinta y distante de aquello que significo casi literalmente nuestra existencia. Sin embargo, en la historia de nuestra vida, van quedando lo que yo llamo "tatuajes anímicos", momentos, personas, sentimientos, imágenes, en fin,  cosas que nos van dejando huellas y nos permean para siempre, aunque ya no sean los presentes están ahí pues o son ellas las que nos han convertido en quienes somos, o se quedaron grabadas en nuestro inconsiente al grado de que no sólo nos vienen a la cabeza a través de los recuerdos, los que evocamos o los que sólo nos llegan con ver algo o a través de un aroma, por ejemplo, sino también en los sueños, convirtiéndose estos muchas veces en el sitio donde las historias de aquello que se quedó en el antes, continúan. ¿O no les ha pasado que sueñan con personas a las que amaron y que ya no están cerca, o incluso ya no están vivas?...El sueño se convierte en el espacio del encuentro, donde los diálogos no dichos pueden hacerse, dónde puede pasar lo que no puede ser ya en esta otra realidad, pero no me desvió del asunto, del mío, del que me lleva hoy a sentarme y tratar de escribir y expresar lo que siento a partir de encontrarme con uno de esos tatuajes anímicos personales, no en el sueño, no en el recuerdo, sino frente a frente, o bueno, eso de frente a frente, porque aunque el encuentro casi sucediía así, no fue así como sucedió...
DESCRIPCIÓN DE LOS HECHOS: Tarde de Martes 6:00 p.m, me preparó y epero a que lleguen las mujeres con quienes nos reunimos semanalmente a leer el texto de "Mujeres que aman demasiado", 6:15 suena el timbre y abró la puerta, es Alejandra, nos saludamos y entramos, nos dirijimos a la cocina y preparamos té, 6:30 tocan la puerta, para esta hora es extraño que no hayan llegado todas las demás, me dirijó a la puerta y espero ver a Michell, me equivoco y sonrío para saludar a Betty, quien me dice: Ah, sino hubieras tardado en abrir hubieras alcanzado a ver a tu amigo que te trajo éste libro, siguiente escena, estira su brazo y me da un libro, mismo que yo sorprendida recibo y digo ¿cuál amigo? en seguida vienena a mi cabeza sensaciones como de imágenes entrecruzadas de manera rápida, y recuerdo...Hace unos días tuve comunicación con alguien muy importante para mí, uno de esos amores que pueden decirse son el amor de tu vida, ese en el que piensans aunque no quieras, ese que te trae la nostalgía cuando quisieras que las cosas hubieran sido diferentes....en fin, que mi reacción fue pasmarme y preguntar: ¿A dónde se fue? Betty hace las señas de que dobló la esquina, y yo sin pensarlo más, sólo corro, corro sin saber para qué o para buscar qué, al mismo tiempo pensaba, no, no puede ser quien pienso, pero   ¿A quién envió a regresarme mi libro?, segía corriendo´, llego a la esquina y decido girar a la izquierda, identifico de lejos a alguien que puede ser él, corro, y en el camino me topo con Iby, otras de las chicas del círculo, me detengo y le digo, oye ¿El chico que va ahí adelante tiene barba? ella responde sorprendida, Oh, no recuerdo...yo sigo corriendo y ya casi alcanzando al hombre que camina y del cual ya no creo conocer su espalda, digo su nombre, lo repito en voz más alta, y el parece no escuchar pues esta llamando por teléfono, yo insisto, y al mismo tiempo pienso, ¿Para qué quiero saber quién es, o si es el...? ¿Qué le voy a decir si se detiene?...en eso el se detiene un poco, no del todo y me ve, yo sólo digo: Gracias, señalando el libro que llevo en las manos, yluego vienen a mi unas palabras que hasta hoy que escribo esto sigo sin entender poque las dije: ya sabes, aquí tienes tu casa...Regrese corriendo, alcancé a Iby, entramos juntas a casa y no sabía como sentirme, ni que pensar ni que decir, ni como seguir la tarde, sin embargo, la tarde siguió.
  En fin, todo esto para decirme a mi misma que no había necesidad de provocar el encuentro, de forzarlo, que si el había venido a tocar a mi puerta y ese encuentro no había sucedido, habría sido por algo, y así debería haber quedado, pero el "hubiera no existe", aunque lo estemos evocando, y existe lo que sucede a partir de toparse con ese antes que no esta muerto, o no tanto como se pensaba.
   De repente me han venido días en los que ese recuerdo me acompaña, y una cosa sé ahora:con todos los cambios que han venido en mí y que me han hecho pensar y sentir diferente no puedo caer en melancolías absurdas de pasados amorosos que no son, aunque hayan sido. Me queda la tarea de reescribirme el recuerdo, de dar tregua a ese pasado y en especícico a esa persona cuya vida esta ahora tan separada de la mía. La paz es posibe y la valoración de todo esa antes también,para bendecir y soltar.