Despertar y ver sus ojos era para mí la vida, de eso dependía mi día, mis horas...mi tiempo giraba entorno a su mirada, a la sonrísa de u rostro cuando decía: buenos días, y me tomaba con sus manos la cara y yo la suya con las mías, y nos dabamos un beso, luego dejabamos nuestras frentes juntas y cerrabamos los ojos...hoy ve otro rostro, sin sentir que acá, hace falta el suyo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario